UNA FORMA DE AHORRAR Y AYUDAR A MEJORAR EL MEDIOAMBIENTE
Recientemente he tenido la ocasión de realizar dos cursos de
conducción eficiente, que se ofrecían gratuitamente en una autoescuela de
Salamanca, organizados por el Ente Regional de la Energía de Castilla y León, en el marco de Estrategia de Ahorro y Eficiencia
Energética en España EA+ .
En el primer curso, bajo el título de “Conducción Eficiente de Turismos”, aprendimos a conducir más
eficientemente un vehículo de combustible fósil, para de esta forma consumir
menos carburante, reducir la contaminación, aumentar el confort de la
conducción y disminuir el riesgo de accidentes.
Este “nuevo estilo” de conducción se rige por una serie de
reglas sencillas y eficaces, que tratan de aprovechar las posibilidades que
ofrece la tecnología de los motores de los coches actuales.
Hay alguna diferencia entre conducir un vehículo diesel o
gasolina, pero básicamente los principios son los mismos. Mantener distancias
de seguridad superior a la habitual, mantener una velocidad media constante,
conducir con anticipación y previsión, aprovechar las inercias del vehículo o
mantener en buen estado nuestro automóvil, son algunas de las reglas a seguir
para conseguir ser eficientes.
Más o menos, todos conocemos estas pautas, aunque no siempre
las seguimos. En cambio, hay otras que yo al menos desconocía, como que hay que
arrancar el motor con el embrague pisado, ya que no consume (los nuevos modelos
que se están fabricando, no arrancan si no se tiene pisado el embrague), en las
detenciones también hay que mantenerlo pisado, ya que el coche en ralentí,
consume más que con una marcha engranada, y también aconsejan apagar el motor,
cuando la parada es superior a 1 minuto, opción que ofrecen muchos de los
nuevos turismos que se fabrican.
Las principales ventajas que ofrece la conducción eficiente
son:
-
Mejora del confort de conducción y disminución de la
tensión.
-
Reducción del riesgo y gravedad de los accidentes.
-
Ahorro económico de combustible.
-
Menores costes de mantenimiento.
-
Reducción de la contaminación.
-
Reducción de emisiones de CO2.
-
Ahorro de energía.
Gracias a este curso he notado un ahorro de combustible, del
orden de un 20%, y un mayor confort en la conducción, a pesar de que no siempre
es posible aplicar estas técnicas, ya que las condiciones de circulación muchas
veces no lo permiten. Todo se simplifica en carretera, ya que es más fácil
utilizar la conducción eficiente, y el ahorro de carburante es mayor.
En el segundo curso, bajo la denominación “Conducción Eficiente de Vehículos de Combustible
Alternativo”, tuve la oportunidad de conducir un coche eléctrico. Me llevé
una grata sorpresa, porque esperaba un vehículo pequeño, y de “juguete”, pero
el automóvil que utilizamos, era un turismo grande y potente, incluso más, que
un vehículo propulsado con combustible fósil, como pude comprobar en el
arranque y los inicios de la marcha.
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Renault Fluence Z.E. - Vehículo que probamos en el Curso. |
Lo primero que me llamó la atención fue lo silencioso que
es. Cuando enciendes el motor con la llave de contacto, y no hace ningún ruido.
Salvo por la luz verde del salpicadero, que indica que se puede iniciar la
marcha, parecía apagado.
Los coches eléctricos son de cambio automático, lo que hace
que la conducción sea muy cómoda y divertida. Te olvidas de la palanca de
cambios y del embrague. Al principio es un poco difícil, si estás acostumbrado
al cambio manual, pero te adaptas rápidamente. El coche responde muy bien y es
muy potente. Al principio hay que tener cuidado cuando pisas el acelerador,
porque sale disparado. Esto me sorprendió, porque como he dicho anteriormente, tenía
una idea equivocada de los vehículos eléctricos.
La principal desventaja que tienen los automóviles
eléctricos es la autonomía, que es muy baja. La del que tuve la oportunidad de
probar, era de 170 km. Por eso hay que tener cuidado con la radio o el aire
acondicionado, que consumen batería.
En estos vehículos además de las inercias, también se
aprovechan las frenadas. En ambos casos se carga la batería. Lo podemos
comprobar en el salpicadero, donde un indicador nos muestra cuando la batería
se está cargando o descargando.
El objetivo es alcanzar el consumo cero, es decir, que
mientras circulamos, debemos conseguir que la batería cargue la misma cantidad
de energía que estamos consumiendo, con lo que se alarga la autonomía del
coche.
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Indicador de estado de la batería. - motorpasionfuturo.com |
Otro de los inconvenientes de estos vehículos es la carga de
la batería. Se necesita una toma de corriente y 8 horas para cargarlas. Por lo
que para tener este tipo de automóvil, tendríamos que vivir en un chalet o
tener una plaza de garaje con toma eléctrica. Las gasolineras aún no están
preparadas para recargar las baterías y una recarga rápida tardaría unos 15
minutos.
Se ha pensado en el intercambio de baterías, como
alternativa, al igual que se hace con las bombonas de butano, pero existe el
inconveniente de que no sabes en que condiciones puede estar la batería que te
dan. Además las baterías las alquila fabricante, por unos 60 € al mes, ya que
es el componente más caro del vehículo y de no ser alquiladas, encarecería
muchísimo el coste final del automóvil.
El ahorro de combustible que se consigue con este tipo de
turismos es enorme. Un carga completa de la batería costaría 1,5 €, un precio
irrisorio comparado con el coste actual de las gasolinas. Aún sumando el coste
del alquiler de la batería, el coste mensual sigue siendo inferior a la del
repostaje con combustible fósil. Además tiene otras ventajas, como menos ruido
y nula emisión de gases, con lo cual respiraríamos aire mucho más limpio.
Estos vehículos eléctricos son el futuro, y según la
previsión, en unos 10 años habrán desplazado en la calle, a los coches
impulsados por combustibles fósiles. A pesar de mis prejuicios iniciales, la
prueba me convenció y si resuelven esos pequeños inconvenientes, como el tiempo
de carga de la batería, los sitios donde poder recargarla y la autonomía, no
dudaría en comprar un coche eléctrico, puesto que me han parecido muy cómodos, agradables de conducir, y menos molestos, al no emitir humos, ni ruidos y más
baratos en el consumo y el mantenimiento.
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